Si estás felizmente emparejado/a ¡Enhorabuena!
Si estás emparejado/a pero no de forma satisfactoria afrontar este día puede suponer una oportunidad de reencontrarte con tu pareja, reavivar ilusiones, retomar el diálogo y la intimidad. O puede que empieces a tomar conciencia de que esta relación no te lleva a ninguna parte, al menos, a ninguna parte a la que quieras llegar.
Si estás soltero/a, separado/a o viudo/a, especialmente hoy, Día de San Valentín, en lugar de sentirte mal por la dichosa fecha en el calendario, la ausencia de la persona amada a la que, por distintas razones no puedes o no debes amar y, más allá de que sepas de los intereses consumistas de promover este día, me parece saludable que hagas una lectura del relato que te voy a dejar. Es una sencilla reflexión desde la que liberarte de presiones y desde la que centrarte en lo que de verdad importa, porque seamos sinceros: ni tener pareja es una garantía de bienestar y felicidad, -piensa en la cantidad de relaciones de dependencia que existen, basadas en diversos intereses, construidas desde el miedo a estar solo/a, etc. que se sustentan año tras año sin pena ni gloria, tras la máscara de la estabilidad y la consolidación del amor, ocultando las cadenas de la tibieza y de la rutina de la desdicha-, ni no tener pareja tiene que ser un motivo grave de desaliento, que te lleve a la derrota y a la falta de motivación. Al fin y al cabo vivimos una época en la que hay más solteros/as que nunca. Pero ni una cosa ni la otra. Centrémonos en ti.
Estar solo/a puede ser una experiencia enriquecedora. Si tuviste un fracaso o un pérdida emocional es aconsejable que te des un tiempo para ordenarte, recuperarte y volver a estar bien estando solo/a. Si vives este tiempo como una oportunidad podrás ver las ventajas que, sin duda, tiene tu situación y vivirás con una nueva mirada todo cuanto te rodea porque es mucho más valiente permanecer solo y esforzarse por sentirte bien, que aferrarse a la primera persona que llega para huir de la soledad. Si persistes y llenas tus días de sentido serás capaz de disfrutar de la vida desde tu condición de «single».
No hace mucho llegó a mis manos uno de esos escritos dignos de volver a releer de vez en cuando. Hoy especialmente lo comparto con todos/as los/las que por la razón que sea hoy están sin pareja convencida de que hagas lo que hagas debes aprovechar tu vida y debes esforzarte por disfrutarla.
Espero que te guste.
“HAY QUE BUSCARSE UN AMANTE”
Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores. Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.
Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnostico seguro: «Depresión» y la infaltable receta del antidepresivo de turno. Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan ¡ES UN AMANTE! Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica! Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más. A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición:
Amante es: «Lo que nos apasiona». Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también lo que a veces no nos deja dormir.
Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido. A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby…
En fin, es «alguien» o «algo» que nos pone de «novio con la vida» y nos aparta del triste destino de durar. Y ¿qué es durar? Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar cómo viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia. Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.
Por favor, no te empeñes en durar, búscate un amante, se vos también un amante y un protagonista… de la vida. Piensa que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie. Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante…
La psicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:
«Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida».
Jorge Bucay.
Dicho todo lo anterior, te animo a que te dediques a ti, a que descubras el mundo que te rodea y te descubras a ti mismo/a, a que te enamores de todo lo bueno que hay en ti y a que te abras a la vida. A que te animes a sentir, a comenzar actividades nuevas, a dar pasos cada día en favor de tu bienestar y de una vida más plena. Estás vivo/a…
¡Enamórate de la vida!