Vivimos la mayor parte del tiempo sin darnos cuenta de que vivimos. Los automatismos nos facilitan la vida simplificándola pero nos llevan también a una vida menos consciente, desconectados de nuestro cuerpo, de nuestras emociones, de nosotros mismos e incluso de los demás. Dejamos de escucharnos porque nos falta tiempo y lo postergamos a mañana, al fin de semana, a las vacaciones. Y ese aplazamiento esconde el virus del malestar porque no hay que tomar por costumbre el dejarse para luego.
Necesitamos escucharnos, no sólo escuchar a los demás. Necesitamos más vida consciente y menos vida automática, para recuperarnos si nos hemos desatendido, pero también para sacarnos más partido mientras experimentamos el milagro que es vivir. Necesitamos corregir parte de nuestras inercias, llenas de velocidad, de juicios y prejuicios, alguna vez elaborados y, desde entonces, puede que incluso sean años, repetidos, sin cuestionarnos su verdad. Necesitamos más vida llena de nuestra propia presencia, de presente y de vida real. Porque vivir en las equivocaciones es vivir con la mente llena de pasado. Porque vivir en los anhelos es vivir con la mente llena de futuro. Porque cuando la mente y el cuerpo andan conectados regeneramos nuestra propia salud llenos de presente.
Estar aquí y ahora es vital para facilitar a nuestro sistema nervioso la vuelta al equilibrio perdido entre obligaciones, preocupaciones y velocidad. Necesitamos más vida presente, inmediata, simple, conectada con nosotros mismos, con nuestra naturaleza más básica, para volver a respirar. Parece fácil o innecesario porque todos respiramos. Sin embargo, respirar con consciencia es un descubrimiento que te impacta, te llena de salud y te devuelve a ti mismo. Pasar de hacer a ser unos minutos al día, es una práctica que nos llena de vitalidad y de plenitud.
Según las aportaciones de la Psicología Positiva, podemos alcanzar una vida más consciente practicando:
- Savoring o Saboreo. Esta técnica consiste en amplificar los sentidos prestando mayor atención a las sensaciones, «saboreándolas», de ahí su nombre. Por ejemplo, si estás en la playa, trata de desmenuzar las sensaciones que experimentas (la textura de la arena bajo tus pies, la temperatura del agua, la sensación de la brisa en la piel, el sonido y el aroma del mar, las tonalidades del cielo, etc.). Puedes aplicarlo a cualquier actividad que genere en ti emociones placenteras y positivas. Te sorprenderá darte cuenta de la cantidad de matices que encuentras en actividades cotidianas como tomar una ducha, por ejemplo.
- Mindfulness. Consiste en la práctica de la atención plena. Es más que una técnica porque puede convertirse en un estilo de vida. Supone un cambio en 7 dimensiones clave como son:
- Desactivar el piloto automático pasando del modo «hacer» al modo «ser». El modo hacer es excelente automatizando nuestra vida mediante los hábitos. El problema es cuando concedemos demasiado tiempo al piloto automático. Para llevarlo a la práctica puedes realizar pequeños cambios en tus rutinas diarias como dejar de sentarte en tu sitio habitual en casa, hacer una ruta diferente para ir a hacer la compra o ir a un concierto de un grupo al azar.
- Analizar frente a sentir. El modo hacer necesita pensar. Analiza, recuerda, planifica y compara. Pero pasamos mucho tiempo «en nuestra cabeza». El modo ser te lleva al contacto sensorial con el mundo. Ver, escuchar, tocar, oler y saborear las cosas como si fuera por primera vez.
- Luchar frente a aceptar. El modo hacer implica juzgar y comparar el mundo real con el mundo que nos gustaría en nuestros sueños y pensamientos, poniendo resistencia y luchando contra la realidad. El modo ser te invita a dejar los juicios temporalmente. Consiste en dejar que la vida sea tal y como es mientras la observas, aceptándola en calma, de forma simple y compasiva. Esta aceptación detiene las espirales negativas y reduce su impulsividad dándote la oportunidad de elegir cómo reaccionar.
- Ver los pensamientos como algo sólido y real frente a tratarlos como hechos mentales. La mente utiliza sus propias creaciones, pensamientos e imágenes sobre la realidad. La práctica de mindfulness nos enseña que los pensamientos son sólo hechos mentales, pero ni son la realidad, ni son nosotros. Reconocerlo te libera y te permite obtener perspectiva al no identificarte con ellos.
- Evitación frente a acercamiento. El modo hacer nos lleva a evitar lo que nos disgusta, nos agota queriendo resolverlo todo, mientras que el modo ser nos anima a acercarnos a lo que nos disgusta de una forma nueva. Te anima a que reconozcas tu miedo o tu tristeza, por ejemplo, y los observes compasivamente, aceptándolos y consiguiendo que pierdan intensidad y poder sobre ti.
- Viaje mental en el tiempo frente a permanecer en el momento presente. La capacidad de anticiparnos a planes futuros o de valorar experiencias pasadas son fundamentales para un funcionamiento adecuado. Sin embargo, cuando estamos estresados tendemos a recordar únicamente lo negativo, nos cuesta recordar lo positivo y, si pensamos en el futuro, nos angustiamos. Con mindfulness entrenamos la mente en estar en el presente y desde ahí poder valorar pasado y futuro tal y como son, evitando dolores añadidos.
- Actividades agotadoras frente a actividades energizantes. Nos quedamos atrapados en objetivos vitales que nos merecen la pena pero que por su naturaleza exigente también nos agotan. El modo ser restaura tu equilibrio ayudándote a volver a sentir con claridad lo que te aporta energía y lo que te debilita.
Puedes probar a realizar esta «Meditación con Chocolate» que nos recomiendan Mark Williams y Danny Penman y que reproduzco:
Compra un chocolate que no hayas probado nunca o que haga mucho tiempo que no comes. Lo importante es que elijas un tipo que no consumas normalmente o muy pocas veces. Sigue estos pasos:
- Abre el envoltorio. Inhala el aroma. Deja que te envuelva.
- Parte un trozo de chocolate y obsérvalo. Deja que los ojos recorran cada milímetro, cada recoveco.
- Póntelo en la boca. Si es posible, sujétalo con la lengua y deja que se derrita, prestando atención a cada impulso de chuparlo. El chocolate posee más de trescientos sabores distintos; comprueba si distingues alguno.
- Si has notado que la mente se dispersa, observa adónde ha ido y tráela de nuevo al momento present.
- Cuando el chocolate se haya derretido por completo, trágalo muy lentamente, de manera consciente. Deja que caiga por tu garganta.
- Repite con otro trozo.
¿Cómo te sientes? ¿Es diferente a lo habitual? ¿Te ha sabido mejor el chocolate que si te lo hubieses comido a un ritmo normal?
Como cualquier tarea nueva, mejora con la práctica.
Necesitamos alcanzar un equilibrio entre lo automático y lo controlado, entre la inercia y la consciencia. Por un lado, ser conscientes de cada detalle, todo el tiempo, requeriría de grandes dosis de atención que harían que dejase de ser adaptativo. Por otro lado, bajar la velocidad, tomar más veces el modo slow o lento y consciente de la vida y el modo ser nos beneficia. Necesitamos volver al placer de caminar, de circular en bicicleta, de elaborar nuestras recetas y no alimentarnos siempre a golpe de microondas, de apagar la televisión y el móvil, de volver a conversar sin prisa.
Necesitamos decrecer en cosas para crecer en experiencias. Volver a conectar con nuestra esencia, con nuestra naturaleza, mucho menos artificial y mucho más igualitaria de lo que algunos cuentan y se esfuerzan en vendernos.
Construyamos más vida en lo pequeño, en los detalles, para saber apreciar y volver a ser conscientes de que, como en el siguiente video, cualquier instante, vivido de forma consciente, es un momento único y enormemente valioso.
Vivamos una vida más llena de vida. Vivamos más momentos de vida consciente.
06/08/2014
La sociedad en la que vivimos y el ritmo de vida que se nos impone hace complicado tomar consciencia de nosotros mismos,de nuestra vida. Saborear cada momento se convierte en todo un reto cuando somos empujados continuamente a no salirnos del «sistema».
Como bien dices,hay que entrenar la mente y empezar ya el cambio con pequeñas cosas.
17/10/2019
Muy buen artículo, y es que me siento identificado como imagino la gran mayoría. Un poco de reflexión viene muy bien para sacar la conciencia a flote. Gracias y a cuidarse.
18/10/2019
Muchas gracias Miguel A. Aunque no creo que la mayoría se identifique, más bien intuyo que anda con el azogue y la prisa encima, automatizada. Un abrazo.