Llegan las fiestas navideñas y con ellas un tiempo que ha ido adquiriendo un mayor sentido consumista, nos guste o no, y que nos lleva a plantearnos qué regalar esta Navidad a las personas que más queremos. Por supuesto, no es obligatorio hacer regalos pero, si decides hacerlos, ¿qué sabe la Psicología al respecto? ¿Podemos utilizar los resultados de sus investigaciones para hacer mejores regalos? Analicemos algunas cuestiones para valorar este tema.
¿Qué nos hace más felices tener o hacer?
Sonja Lyubomirsky, referente internacional en Psicología Positiva, llegó a la conclusión de que aproximadamente el 50% de nuestra felicidad está determinada por nuestros genes, el 10% por las circunstancias de la vida y, el 40% restante depende de nuestras actividades diarias intencionadas para ser más felices. Según este dato debemos tener en cuenta que hay que hacer más que tener.
En 2003, Leav van Boven de la Universidad de Colorado y Thomas Gilovich de la Universidad de Cornell, hicieron un estudio en el que evaluaron la felicidad de los participantes según sus experiencias al hacer actividades como ir al cine, al teatro, hacer un viaje, etc. o la experiencia de comprar objetos como equipos de música, joyas, ropa, etc. Los resultados fueron:
- Da más felicidad hacer que tener.
- Recordar algo que hemos hecho nos aporta más bienestar que recordar algo que hemos comprado.
- Escuchar a alguien hablar de algo que ha realizado nos hace más felices que escuchar a alguien que habla de algo que ha comprado.
¿Qué nos aportan las experiencias?
Para Ryan Howell, profesor de psicología de la Universidad Estatal de San Francisco y uno de los investigadores que más ha estudiado la relación entre felicidad y consumo, comprar experiencias, a diferencia de objetos, aumenta la sensación de bienestar, vitalidad y conexión social.
Según los resultados de diferentes estudios que han analizado esta cuestión sabemos que:
- Las experiencias favorecen la conexión con los demás. De acuerdo con la mencionada investigación de la Universidad de Colorado, dos desconocidos pueden disfrutar mucho más de una conversación acerca de una experiencia que hayan vivido, que de un objeto que hayan comprado.
- Nos arrepentimos menos de comprar experiencias que de comprar cosas. Esta fue la conclusión del citado estudio de la Universidad de Cornell en el que el 80% expresaron no arrepentirse de haber realizado un viaje frente a casi el 50% que se arrepintió de haberse comprado alguna cosa.
- Conforman nuestra identidad. Con las experiencias vamos construyendo nuestra historia personal, enriquecen nuestra vida y son únicas, lo que las hace todavía más valiosas.
- Tienen valores añadidos. Tendemos a valorarlas más a medida que pasa el tiempo, mientras que los objetos pierden valor en el mismo momento que los adquirimos, sin olvidar el efecto de adaptación hedónica por el que nos acostumbramos a sus efectos positivos a corto plazo. Recuerda cuánto te duró el bienestar tras comprarte el último jersey.
- Compartir nuestras historias nos hace unirnos a los demás. Nos proporciona mejores momentos compartir anécdotas de viajes o celebraciones especiales, por ejemplo, que hablar de lo maravilloso que puede ser un cinturón de marca. Es en este acto, en el de compartir con los demás y lograr una conexión emocional, en el que reside buena parte del encanto de comprar experiencias.
- Preferimos incluso las experiencias no tan placenteras a las cosas. Perder el avión de vuelta a casa, por ejemplo, puede no ser una buena experiencia pero haber resuelto la situación refuerza nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos. Nos saca de nuestra zona de confort, nos reta a crecer, por lo que incluso en estos casos, las experiencias son importantes para nuestra vida.
- Mejor experiencias en compañía que en solitario. Un estudio llevado a cabo por el College of Business at Stony Brook de la Universidad de Nueva York concluyó que una experiencia en solitario no tiene mayor efecto que comprarse una cosa.
Y una curiosidad más:
- Las personas que prefieren gastar el dinero en experiencias tienden a ser más extrovertidas y aventureras que las que prefieren gastarlo en cosas materiales. Es la conclusión a la que llegaron en el citado estudio los investigadores de la Universidad Estatal de San Francisco cuando casi 10.000 personas respondieron a cuestionarios online que evaluaban algunos de sus rasgos de personalidad como la introversión y la extroversión así como sus hábitos de compra.
Pero estarás pensando que hay cosas que generan felicidad ¿verdad? Veamos cuáles.
¿Qué regalos siendo cosas nos hacen felices?
Básicamente sabemos que hay unas características clave que deben tener para que el efecto de bienestar y felicidad sea sostenible y duradero en el tiempo como son:
- Significado trascendente asociado. Regalar una alianza de compromiso a la pareja cuando la relación funciona, tiene más valor y sentido trascendente asociado a metas comunes que regalar cualquier otra joya, sin más.
- Utilidad práctica en el día a día. Cuando las cosas nos facilitan el día a día nos reconfortan más a largo plazo. Una lavadora, por ejemplo te facilita mucho la vida.
- Productos experienciales. Cuando los bienes materiales están diseñados para crear o mejorar una experiencia, llamados productos experienciales, pueden hacer a sus compradores tan felices como si disfrutaran de una experiencia o vivencia porque, de hecho, la disfrutan. Aquí se incluyen todos aquellos productos que nos permiten desarrollar nuevas habilidades y conocimientos como son los libros, videojuegos o instrumentos musicales, material deportivo, etc. A esta conclusión llegó Ryan Howell tras la realización de un nuevo estudio en colaboración con Darwin Guevarra, publicado en el Journal of Consumer Psychology.
La sociedad de consumo y nuestro sistema económico nos han llevado a creer que tener mucho y muy variado nos hará más felices. Sin embargo, existen limitaciones.
¿Por qué más es menos?
Maximizar nuestro bienestar es excelente pero maximizar nuestra capacidad de elegir en exceso tiene limitaciones. Esta es la idea que el psicólogo Barry Schwartz nos cuenta en su libro «La paradoja de la elección» pues cuando tenemos muchas opciones para elegir sufrimos una parálisis sintiéndonos abrumados ante tantas posibilidades, e impidiéndonos tomar una decisión, llegando incluso a abandonar. Haz la prueba. Ve a un supermercado y trata de elegir la mejor oferta comparando entre todas las que existan: relación calidad-precio, diseño, cantidad de producto, etc. ¿Difícil verdad? Si quieres profundizar en este aspecto, puedes ver esta charla en TED donde él mismo lo explica.
Concluyendo: pautas para que aciertes al regalar
Por todo lo anterior podemos llegar a las siguientes conclusiones:
- Invierte tu tiempo y dinero en hacer cosas más que en tenerlas.
- Elige momentos y experiencias vitales mejor que cosas materiales. La entrada a un concierto, una cena en un restaurante, una actividad para aumentar el bienestar o un viaje de fin de semana, por ejemplo, son regalos con los que acertarás.
- Si regalas cosas materiales: que impliquen el desarrollo de habilidades, que faciliten la vida, o que tengan un significado trascendente asociado.
- Sé optimalista. Cuando estés en el proceso de elegir un regalo sé optimalista no perfeccionista. Los optimalistas, toman decisiones lo suficientemente buenas o aceptables mientras que los perfeccionistas viven con preocupación el encontrar la mejor decisión, la decisión perfecta, el regalo perfecto, en este caso. Baja tus niveles de autoexigencia y ¡optimaliza! Ya sabes que entre un objeto o una experiencia, la vivencia gana.
- Reparte emociones positivas. Sonríe, genera emociones positivas en los demás, regala afecto y gestos positivos. Comprobarás cómo se contagian las emociones positivas y cómo la dopamina nos hace sentirnos más felices. Al fin y al cabo éste siempre ha sido el auténtico sentido de estas fiestas: vivir momentos únicos y entrañables.
¡Feliz Navidad!
Otras referencias:
Carter, T. J. & Gilovich, T. (2010) The Relative Relativity of Material and Experiential Purchases. Journal of Personality and Social Psychology; 98(1): 146–159.
Van Boven, L. & Gilovich, T. (2003) To Do or to Have? That Is the Question. Journal of Personality and Social Psychology; 85(6): 1193–1202.
24/12/2014
Excelente artículo. Muy clarificador. He sentido al leerlo que aprendía algo que, intuitivamente, sospechaba. Mi conocimiento de la vida me dice que lo expuesto es cierto: recuerdo más y con más cariño lo que he hecho; me siento más sólido y reconfortado pensando en los proyectos que realicé, el tiempo invertido en estudiar, trabajar en mi jardín o jugar con mis hijos que en cualquiera de las muchas cosas que he comprado a lo largo de la vida.
Me alegro de haberlo leído. ¡Un buen montón de ideas para tener en cuenta!
28/12/2014
Gracias Esteban por compartir aquí todos esos valiosos momentos. Es reconfortante comprobar que las experiencias positivas mejoran con los años en nuestra memoria, como los buenos vinos. Gracias por enriquecernos al leerlas y aportarnos también un momento de bienestar.
24/12/2014
Muchas gracias, simplemente genial!!! Totalmente de acuerdo.
28/12/2014
Gracias Jaime!!! Encantada de que te parezca genial 😉
25/12/2014
Muy interesante y práctico para las fechas en las que estamos. Además, la ventaja de todo lo que nos cuenta Violeta es que no se basa en simples opiniones, sino que todo está documentado y contrastado científicamente. Muchas gracias. Y ¡Felices Fiestas!
28/12/2014
¡Felices fiestas Pablo! ¡Gracias por tu generosidad!
28/12/2014
Estupendo el artículo. Nos debe dar que pensar, quizá nos aclara y desmonta algunos tópicos algo afianzados, por nuestro estilo de vida tan condicionado por el consumismo imperante.
Felicidades, y Feliz Año Nuevo.
29/12/2014
¡Gracias Pedro Antonio! ¡Desmontemos falsas creencias! Feliz Año Nuevo.